Aquí está ese cúmulo de sensaciones contenidas que nacen en silencio desde el vientre y suben hasta concentrarse en el pecho, mezcla espesa de angustia, impotencia y ansiedad. Poco a poco las imágenes se convierten en sonidos, acumulando fuerza, acopiando decibeles para al fin romper con tus cuerdas vocales y exteriorizarse en un caudal vóraz, un alarido que escupe todas tus verdades en la cara de quienes no quieren oírlo. No lo escondas, ni lo intentes, porque será en vano. ¿Pensás quedarte quieto? Si es así, tus quejas carecen de sentido. Sin acción no hay respuestas, las cosas no pasan por sí solas. Hacete cargo. Derrumbá las barreras de la indiferencia de aquellos que no son capaces de hacerle frente a tus verdades. ¡Gritalo!, no te quedes callado.
Este es un pequeño espacio, creado por un grupo de alumnos de la Escuela de periodismo de Tea, que tiene como fin la libre expresión de cualquier persona que desee plasmar en este medio digital alguna queja de cualquier índole.
Un académico norteamericano dijo una vez: “Los argentinos son demasiados quejosos” y no se equivocó. Pese a que somos conflictivos por naturaleza, no somos una sociedad que no reclame. Lo que sucede es que nos encanta quejarnos pero después cuando hay que ir a un organismo, nos agarra lo que llamamos "vagancia", creemos que no nos va a servir o no conocemos ni nos interesa informarnos al respecto. Somos una sociedad quejosa que no logra traducirlo en reclamos institucionales, entonces hay una serie de factores que son responsabilidad de las personas pero también de los estados, como difundir y hacer más accesible las vías de reclamo.
La gente se queja pero pocas veces reclama, y si reclama va a defensa del consumidor y la respuesta que le dan tiene bajo nivel de calidad. A eso se le suma que cuando el estado tiene que sancionar no lo hace, entonces no hay incentivos para que los empresarios tomen los recaudos necesarios. Nos acostumbramos acargarnos el discurso de la crítica permanente y así andamos por la vida: quejosos, disconformes, insatisfechos, lamentándonos, esperando la solución o justificando lo injustificable. Admitamoslo: SOMOS QUEJOSOS PROFESIONALES.
Pero si de lago estamos seguros es de que si todos tiramos para un mismo lado se puede conseguir mucho. Por eso creamos este espacio que pretende escuchar y a la vez aconsejar. No sirve quejarse solo de palabra. Se necesita mucha paciencia, voluntad, acción, contundencia y tiempo. Por eso alguien alguna vez creo la tan famosa frase: “Persevera y triunfarás”. La solución llega si la buscas.
¡GRITALO – NO TE CALLES!
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